Nerin – Miradores de Ordesa


Después de unos buenos días de ski por Panticosa y Formigal reservamos el sábado, que habría mas gente en las pistas, para volver a la zona de Ordesa y hacer otra de las rutas que estaban apuntadas desde hace muchos años.

Llegamos a Nerin (la pista que sube hasta la antigua estación de ski de fondo tiene el acceso restringido todo el año) por lo que aparcamos justo donde esta la barrera de prohibido el paso y en vez de subir por la pista cogimos un camino marcado que me recomendaron en el foro de pirineos3000 que te ahorra unos cuantos kilómetros por una monótona pista.

El camino esta bien marcado y te lleva entre bosque bajo ganando altura continuamente, al principio muy bruscamente, pero luego suaviza. El camino acaba y se vuelve a juntar con la pista llegando a un puente y en vez de seguir la pista que hace un par de paellas, tiramos a derecho aprovechando que hay nieve para subir recto y enseguida llegamos a la zona de la antigua estación de ski de fondo.

El sitio es una pasada y lo mejor es que desde aquí ya no vimos a mas gente en toda la ruta! Estábamos solos! Seguimos el camino en dirección a los miradores dejando el pueyo de mondicieto siempre a nuestra izquierda e intentando trazar una línea recta en dirección a cuello gordo sin perder mucha altura. Ya vamos viendo terreno conocido y por fin llegamos al circo de Ordesa donde encontramos una zona rocosa sin nieve ideal para comernos el bocata y hacer fotos y mas fotos.

Nos lo tomamos con calma, vemos como un aeroplano sobrevuela nuestras cabezas, tiramos de zoom para ver el refugio de Goriz y sobre todo la tranquilidad de la zona y la belleza que nos rodea. Por desgracia los días son cortos y tenemos que volver hasta el coche y nos espera una larga vuelta por el mismo camino de subida, llegando al coche justo cuando la luz del sol estaba desapareciendo y regalándonos unas vistas de Nerin, Fanlo y el cañón de Añisclo inolvidables.

El domingo lo utilizamos para pasear por Pamplona ya de vuelta a casa y darnos un homenaje gastronómico. Pirineos y Ordesa nunca defraudan y hay tantos rincones que conocer que seguro volveremos pronto!



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